Pasado un tiempo, decidí recordarte con mi sonrisa eterna,
siempre dispuesta a deslumbrar al mundo
y una mirada que se expresa por sí sola.
Es por eso que hoy me detengo frente a ti
y aunque tus ojos intensos se muestran de los míos esquivos,
sigo firme, de pie;
imaginando cómo habría sido la historia,
si ese día no me fuese desprendido de tu cariño.
Me reprochas haberte abandonado,
y no haberme conformado con tu amistad,
pero en mí no había otra cosa que encontrar,
sólo desdicha y llanto.
Estaba triste y hecha trizas
y a pesar de todo, que bien se sintió reencontrarte en mi vida.
Sigues siendo la misma persona de hace años atrás
y yo confieso que aún sigo enganchada
a tu antipática personalidad,
esa mirada hechizante y esa sonrisa que atrapa.
Claro está, las cosas han cambiado
y me contenta reconocer lo bien que estás
y lo positivo que ha resultado el giro de nuestras vidas.
No somos ex novios, ni somos amigos,
a esta altura tan sólo somos un par de desconocidos
que tienen la oportunidad de acercarse.
Aquellos desaparecidos que hoy vuelven a juntarse
para liberar las tensiones y cerrar puertas,
pasar hojas de un gran libro que durante tantos años; quedó a medias;
y así no dejar asuntos pendientes.
Hoy somos tú y yo,
otra vez de frente,
siempre tú, siempre yo,
sólo que esta vez,
por caminos diferentes…
No hay comentarios:
Publicar un comentario